sábado, 6 de diciembre de 2008

Algunas ideas que ya no se escuchan

[N. del E.: CyF, miércoles 28 de septiembre de 2005]
“Los hombres deben poseer ciertos derechos personales, y ciertos derechos comunes, de acuerdo a su organización social, lo cual es deber del gobierno reconocer. Estos derechos son parte de la constitución nacional. Codificada o no, la real constitución de un país es lo que es tradicional, permanente y esencial a los principios de sus instituciones políticas. Es un producto histórico; la suma total de las soluciones encontradas al eterno problema de reconciliar la autoridad con el deseo de libertad.
“En el pasado, este problema era menos agudo, dado que los hombres tenían una concepción diferente de la libertad. Para nosotros hoy la libertad es individualista y significa la ausencia de restricciones; para ellos antes, dado que eran mas verdaderamente cristianos, era social, y significaba el libre juego de las instituciones para asegurar la justicia social, que es decir, una distribución equitativa de las cargas y los privilegios de la sociedad.
“La verdadera base de tales instituciones es la asociación de hombres de acuerdo con sus funciones. Solo así se desarrolla el verdadero sentido de solidaridad. Para ser genuino, un sistema representativo debe dar lugar a todas las colectividades sociales. Tanto el régimen feudal como el corporativo eran organizaciones de hombres de este tipo, no de acuerdo a las clases, sino de acuerdo a las funciones.
“Un cuerpo político debería representar, no individuos, sino cuerpos sociales, elementos orgánicos, tales como obispados, feudos, ciudades, comunas y corporaciones. Cuando las leyes son elaboradas, es solo de tales cuerpos así organizados que uno puede esperar competencia, independencia y prudencia. Cuando las clases y los intereses están representados se produce una corriente constante, y no ocurren movimientos violentos, pero cuando los parlamentes se basan en el sufragio universal inorgánico, solo la opinión se ve representada, y todo es efímero –es una mera demagogia. [...]
“Nunca ha habido castas cerradas en los países cristianos, sino solo clases. Estas siempre existirán, ya que toda sociedad desarrolla una aristocracia, que representa a su civilización. Si la sociedad no quiere ser un caos, a una selección natural de familias por herencia debe permitírsele tener lugar. La posesión hereditaria de la tierra es la verdadera fuente de distinción y autoridad; solo ella puede generar una nobleza genuina.
“Cuando un parlamento representa fuerzas permanentes, como lo hace en países como Inglaterra (donde el absolutismo del Antiguo Regimen no penetró), cuando una nobleza constituye una verdadera Cámara de los Lores, esto es, que aquellos que poseen grandes feudos, y que representan familias que siempre han compartido la soberanía, el resultado es bueno. Pero en Francia la nobleza dejó durante el Antiguo Regimen de ser un orden político para convertirse en una mera clase social. Esta fue una de las razones por las cuales la Restauración tuvo tanta dificultad en reconstruir un sistema representativo.
“Adicionalmente a la nobleza, que ya representa a la clase de los terratenientes y a la profesión de los soldados, existen tres tipos de intereses que deberían estar representados. Ellos son (1) los contribuyentes, (2) los cuerpos constitutivos del Estados y (3) las organizaciones profesionales. Con respecto a la primera categoría, la familia debe ser la unidad primordial de representación, ya que se trata de una sociedad. Cada jefe de familia debe tener el derecho a seleccionar a los mandatarios que consentirán sobre los impuestos. Las viudas y las mujeres solteras deben aquí tener igual participación que los padres, ya que representan una familia. Los colegios electorales podrían estar conformados con estos jefes de familia. deberían ser divididos en tres clases, de acuerdo con el monto de los impuestos que pagan, y la carga debería ser distribuida igualmente entre estos tres grupos.
“Con respecto a la segunda categoría, las iglesias, universidades y cuerpos legales, así como las corporaciones profesionales, deben tener representación. Sin embargo, no puede ser regulada como en el caso de los contribuyentes; debe basarse en el principio de jerarquía que es la mismísima estructura de estos cuerpos.
“Lo más importante de todo es la representación profesional. El régimen corporativo debe introducirse en todas las ocupaciones, y convertirse en la base de la vida económica, social y política. Todas las ocupaciones generan derechos e intereses comunes, y las asociaciones que surjan de los mismos deberían organizarse y erigirse como unidades políticas y no solo económicas.
“Los representantes de los contribuyentes constituirían los órganos administrativos, que serian autónomos en las comunas, y en el Estado ejercería en control sobre el uso de los dineros públicos, a través de una cámara de diputados, que votaría el presupuesto. Sin embargo, el presupuesto normalmente debería ser votado a futuro por un cierto numero de años, a menos que deba atenderse a algún gasto inusual.
“Debería existir otra cámara, formada por los representantes de los cuerpos sociales, que tendrían el derecho a ser consultado sobre todas las materias técnicas y económicas. Esto aseguraría un equilibrio entre la opinión del momento, representada por los delegados de los contribuyentes, y el interés permanente del país, representado por los delegados de los cuerpos organizados. El consenso de ambas cámaras seria necesario para medidas que les concernieran a ambos.
“Sin embargo, las cámaras no deben tener una autoridad suprema, ni en la legislación ni en la administración. Es el rey con su consejo quien gobierna, y los Estados [legislaturas], provinciales o generales, solo tienen derechos de consentimiento y control. No deberán reunirse en forma permanente, ni ser convocados con regularidad, lo que llevarían a una soberanía dividida, y una lucha perpetua. [...]
“El régimen corporativo no es socialista; admite que las inigualdades de la condición social deben respetarse. Su base es el hecho de que el trabajo y el capital son mutuamente dependientes. Su principio es la admisión de un derecho y un deber para cada miembro de la asociación, y de deberes recíprocos entre la asociación y el Estado. La corporación es , como la comuna, un estado dentro del Estado, una institución social, con un lugar fijo en la comunidad, y obligación en ella.
“En la Edad Media la tierra era para el campesino y la herramienta para el trabajador. Hoy el trabajador no tiene derechos reales, ni la garantía de un trabajo fijo, ni un mañana seguro. El socialismo, por el contrario, no da derechos al capital. El régimen corporativo da derechos a ambos.
“Una corporación debe incluir a todos los involucrados en una industria dada, cualquiera sea su capacidad, ya que son todos interdependientes, y el salario o la ganancia de cada cual, de acuerdo a su lugar, dependerá de la ganancia de la industria.
“Las funciones fundamentales de una corporación son: primero, la formación de un patrimonio corporativo, esto es un fondo de seguro, que será agrandado en parte por la ganancia del capital y en parte por el salario del trabajo, y servirá tanto como una protección de los trabajadores en la vejez o la enfermedad y como una reserva para la misma industria que le permita sobrevivir en tiempos difíciles; y segundo, la verificación de la capacidad profesional, tanto de los trabajadores como de los directores, y la supervisión de la calidad de la producción. Esto limitara, pero no eliminara, la competencia y el acceso al comercio y las profesiones. Protegerá al publico y salvaguardara la destreza que es el capital del trabajador. Una tercera función será la representación de cada elemento en el gobierno corporativo. Esto permitirá arreglar las disputas de salarios y condiciones laborales a quienes en realidad tienen una interese en la industria y en la cuestión, tanto como trabajador como capitalistas.
“La tierra, como las herramientas de la industria, debe proveer los medios de subsistencia para aquellos que la cultivan. Pertenece al pobre tanto como al rico. La sociedad tiene derechos sobre ella, y el individuo solo la tenencia.
“En cada caso, los deberes, no los derechos de propiedad, de los propietarios deben remarcarse. La propiedad es la base de la sociedad solo si es razonablemente accesible a todos. Para que las masas se hagan conservadoras debe proveérseles participación en la comunidad. El liberalismo destruyó las viejas corporaciones, en las cuales todos tenían algún interés, y la libre competencia bajó el nivel de vida, y no respeto las necesidades de la vida familiar. El Estado existe solo para proteger a la sociedad, y si la miseria se hace tan grande que un gran número de sus miembros no quiere que la sociedad sea preservada, el Estado no podrá actuar.
“Todas las asociaciones profesionales deberían enviar representantes a un cuerpo que tendría su lugar de reunión en la ciudad principal del arrondissement. Estos a su vez enviarían representantes a las cámaras provinciales. Agricultores e industriales, productores y minoristas, profesiones liberales, todos poseerían una cámara provincial, y estas cámaras se podrían unir, cuando sea necesario, para discutir sus comunes intereses. Entonces formarían un cuerpo similar a los viejos Estados Provinciales. Estas cámaras deberían ser presididas por un funcionario permanente, un emisario del poder central, y debería existir un funcionario central en cada provincia para permitir al gobierno estar en contacto con las corporaciones locales. [...]
“... La Iglesia tenia antes el derecho a su ministerio, el de enseñar y el de administrar justicia cuando sus intereses o los de sus miembros se vieran involucrados. Hoy solo queda el primero de estos, ya que el poder judicial de la Iglesia ha desaparecido, y su derecho de enseñar es fuertemente cuestionado. Tanto la idea de que la religión es un asunto privado, y la creencia de que la Iglesia debería ser puesta bajo el control del Estados son errores.
“El hombre es un ser religioso, y el orden social siempre se ha correspondido en mayor o menor medida con su idea religiosa. La sociedad religiosa es la mejor sociedad, y sus preceptos deben ser puestos en practica. No debe permitirse ningún ataque a la misma. Todo lo que no sea cristiano en el espíritu y en los hábitos de la sociedad debe ser prohibido. Los disidentes deben ser tolerados, pero deben tratarse, no como miembros de la comunidad, sino como extraños.”
--René de La Tour du Pin (1834-1924)

Comentarios:
Blogger Gaeren said...

Bueno, el prójimo tiene tendencia a ser solo cristiano ahí, pero me estoy quedando solo con el final.

No me queda claro a qué está el artículo.

Decir que en la edad media las cosas estaban mejor organizadas que ahora ¿es desconocer las espectativas de vida? ¿los errores por información deficiente? ¿la forma en que se aplicaba la justicia?. A mí no me hubiera gustado vivir en esa época. Aunque hoy, no me gustaría vivir en Ruanda, tampoco.

El sistema corporativista, como todos, tiene el problema de que lo implementan seres humanos. Pero más allá de la broma, es un sistema que históricamente (aunque puede que no teóricamente) propició organizaciones cuyos cuadros dirigentes no tenían una responsabilidad clara frente a los asociados (¿quién podía controlarlos?) ni tampoco propiciaba el crecimiento de sus miembros, en cantidad y calidad. Sino que los sometía a unas leyes de ¨oferta y demanda¨ sobre la instrucción que desconocía su propio ¨mercado¨.

Bueno, me estoy extendiendo demasiado.

Hasta luego.

4:50 PM
Blogger Cruz y Fierro said...

Marina: Gracias por tus comentarios. No se bien a que te referis. Una cosa es la "organizacion" y otra muy distinta las "espectativas de vida", la "informacion", la "aplicacion de la justicia".

El sistema corporativista era mucho mas complejo de como te la contaron. Tambien tuvo su corrupcion (el famoso monopolio), pero eso fue en el siglo XVIII, y la situacion posterior a su disolucion en que quedaron los "proletarios" fue muchisimo peor (solo tenes que leer a un revolucionario como Talleyrand o un liberal como Tocqueville).

En algun momento voy a colgar algo sobre las Artes (= los gremios) venecianos. A ver si la democracia organica te parece peor que la democracia atomista actual.

6:00 PM
Blogger Gaeren said...

Bueno, sigo amontonando literatura para los ratos de ocio :-)

Mmh...las cosas son distintas, pero están interrelacionadas (no vienen en compartimientos estancos).

De todas maneras, te hago caso, y sigo leyendo.

Cuales, según vos, son autores que profundicen el tema del corporativismo? Tengo el tema de historias medias varias de la facultad, pero ningún autor específico del tema (ninguno que se tome más tres páginas, como no sea para profundizar en un gremio en particular).

Hasta luego

10:10 AM
Blogger Cruz y Fierro said...

Existen muchos libros sobre la organizacion corporativa de la sociedad medieval. No me viene ahora ninguno a la mente, pero es bien sabido que todo en ella se agrupaba en corporaciones, gremios o guildas desde la nobleza hasta las ordenes religiosas, pasando por las ciudades, los artesanos, los mercaderes, las universidades y los campesinos libres.

Si bien con muchisimo menos poderio que el que supo tener, el sistema corporativo se conserva parcialmente en el mundo anglosajon, y nuestros colegios y consejos profesionales funcionan de manera similar.

En cuanto a la restauracion de un regimen corporativo politico-social como el propugnado por los papas y muchos teoricos sociales desde comienzos del siglo XIX hasta mediados del s. XX, hay muchisimos autores con diversas perspectivas. A favor del corporativismo hablaron autores que no tenian nada que ver con el catolicismo como un Louis Blanc, un Proudhomme, un Owens en el siglo XIX. En el bando catolico son numerosisimos los escritos, desde el citado La Tour du Pin, su amigo Albert de Mun, su maestro Frederic Le Play en una escuela; alemanes como Mons. Ketteler, los PP. Kolping, Messner, von Nell-Breuning; espanioles como Vazquez Mella, Elias de Tejada o Jose Antonio; argentinos como Hector Bernardo, los PP. Castellani y Meinvielle, etc., etc.

12:21 PM
Blogger Gaeren said...

Perfecto, anoto y seguiré opinando luego. Hasta ahora al único que leí (googleando) que hace un análisis más o menos integral, sin perder la especificidad, es un tal Simon Schwartzman.

(Aunque con la mezcolanza que me hiciste bien podrías haber puesto a Perón :-D)

Saludos


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